Invertir en las mujeres es fundamental para acabar con la pobreza e impulsar el crecimiento que se necesita
Addis Abeba, 14 de julio de 2015. Cerrar las brechas de género que aún persisten es fundamental para aumentar el crecimiento sostenible y acabar con la pobreza antes de 2030, dijo Jim Yong Kim, presidente del Grupo Banco Mundial, pidiendo mayores esfuerzos para ampliar el acceso de las mujeres a buenos puestos de trabajo, activos, e infraestructura.
“El crecimiento económico es la herramienta más poderosa que tenemos para hacer realidad un mundo sin pobreza. Es necesario que la economía mundial crezca más rápido y de manera más sostenible”, dijo durante un panel (i) realizado en el marco de la Tercera Conferencia Internacional sobre la Financiación para el Desarrollo. “Se necesita un crecimiento inclusivo que promueva oportunidades para todos, y que considere la participación plena de los hombres y las mujeres”.
La asistencia focalizada en la igualdad de género ha aumentado en los últimos años, contribuyendo a logros significativos en materia de salud y educación en muchos países. Pero la ayuda destinada a igualar las condiciones para las mujeres sigue siendo baja (i) en lo que la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) (i) denomina los “sectores económicos y productivos” del transporte y el almacenamiento, las comunicaciones, la energía, la banca y las empresas, la industria, la minería, la construcción y el comercio.
Las mujeres que trabajan en estos sectores reciben una remuneración menor y sus puestos de trabajo son menos seguros. A nivel mundial, ellas todavía ganan menos, poseen menos activos, dirigen empresas más pequeñas, emplean a menos personas y crean menos puestos de trabajo que los hombres, y permanecen mucho más vulnerables a la pobreza. También tienen menos probabilidades que los hombres de tener acceso a una cuenta bancaria, a un proveedor de dinero móvil u otro servicio financiero, de acuerdo con el último informe Global Findex. La Corporación Financiera Internacional (IFC), la entidad del Grupo Banco Mundial dirigida al sector privado, estima por su parte que el déficit anual de financiamiento y la brecha en materia de capacidad que enfrentan las pequeñas y medianas empresas de propiedad de mujeres en los mercados emergentes alcanza un valor entre US$260 000 millones y US$320 000 millones.
La investigación muestra que todo esto se suma a una costosa oportunidad perdida para las mujeres, las familias y las economías. La OCDE estima (i) que, en promedio, en todos sus países miembros, una reducción del 50 % en la brecha de género en la participación laboral aumentaría el producto interno bruto (PIB) en un 6 % adicional antes de 2030, con otro 6 % de aumento si las diferencias se eliminaran por completo.
“Cuando las mujeres ganen más, las finanzas públicas mejorarán y los beneficios comerciales aumentarán debido al aumento de la demanda y la productividad”, dijo el presidente Kim. “Cuando promovemos una verdadera igualdad —incluida la igualdad de retribución por el mismo trabajo— todos nos beneficiamos, porque las madres mejor educadas tienen niños más sanos, y las mujeres que ganan más invierten más en la próxima generación”.
“No hemos logrado equiparar los activos, los ingresos y los empleos de las mujeres con los de los hombres. Esto debería impulsarnos a recurrir a las mejores pruebas posibles sobre qué funciona para cerrar estas brechas, aprovechar las nuevas alianzas y fuentes de financiamiento y ampliar considerablemente los programas más apropiados y prometedores para enfrentar estos desafíos”.
Junto con otros bancos multilaterales de desarrollo (BMD) y el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Grupo Banco Mundial anunció el 10 de julio el plan de aportar más de US$400 000 millones en financiamiento durante los tres próximos años y trabajar en forma más estrecha con sus asociados de los sectores público y privado para movilizar los recursos necesarios para lograr los nuevos objetivos de desarrollo sostenible (ODS). (i)
Para financiar estos objetivos, “recaudar impuestos de manera justa, eficiente y transparente es de crucial importancia, de manera de no penalizar a las mujeres cuando traen a casa un segundo ingreso, por ejemplo, o gastan dinero en alimentos y otros bienes que sustentan a sus familias”, dijo el presidente Kim. “Es pues, el gasto público en las inversiones más inteligentes posibles lo que elimina los obstáculos y fomenta el potencial de todos los ciudadanos. También se necesita la inversión extranjera directa, la emisión de bonos y el financiamiento de los inversores institucionales”.
Los ODS son ambiciosos y exigen igual grado de afán en el uso de “miles de millones” de dólares en actuales flujos de asistencia oficial para el desarrollo (AOD) (i) y de todos los recursos disponibles para atraer, apalancar y movilizar “billones” de dólares en inversiones de todo tipo: públicas, privadas, nacionales y mundiales.
La AOD, calculada en unos US$135 000 millones al año, constituye una vital fuente de financiamiento, especialmente para los países más pobres y frágiles. Pero se necesita aún más que eso. Las necesidades de inversión tan solo en infraestructura alcanzan los US$1,5 billones al año en los países emergentes y en desarrollo.
El Grupo Banco Mundial está concluyendo el proceso de consulta sobre una nueva estrategia de género, que se dará a conocer a finales de 2015. Los participantes de los Gobiernos, la sociedad civil y el sector privado han hecho hincapié en que, junto con la salud y la educación, las mujeres necesitan igual acceso a buenos empleos, capacitación, recursos financieros, transporte público seguro y otros tipos de infraestructura clave, además de apoyo en la tarea que realizan de cuidar a otros.